Evaristo J. Martínez
Mi educación se inició en la escuelita de la Maestra Chucha (qepd), en 1949; escuelita que funcionaba en la platabanda de su casa de habitación, ubicada entre las esquinas de San Felipe y Pueblo Nuevo, en la parroquia Candelaria. Allí me llevo mi madre, con una sillita de madera y mi cartilla de letras como mis primeros útiles escolares. Recuerdo nítidamente cuando en la tarde, de cada día, le dábamos la lección a la Maestra Chucha, quien solía estar sentada, en la planta baja de su casa, en un pequeño escritorio colocado al pie de la escalera que conducía al salón de clases. Allí, aprendí las letras, a deletrear, a leer corrido y coger dictados, a sacar cuentas, en fin, a prepararme para la educación más formal.
En esta etapa pre-escolar que, en particular, me marcó para siempre, hubo tres factores fundamentales: la Maestra Chucha, indiscutiblemente, por descubrir, desarrollar y fortalecer mi capacidad cognitiva; los “Cuadernos de Escritura Inglesa”, cuyo uso me dio un gran dominio del lápiz y, en consecuencia, una buena letra; y “El Manual de Niño”, libro de texto que me inició en el conocimiento de la ciencias sociales y naturales.
Al cabo de dos años, en 1951, la Maestra Chucha, de su puño y letra, dejó constancia que el niño Evaristo José Martínez, de seis (6) años de edad, estaba suficientemente preparado para cursar Tercer Grado.
Es de destacar que la Maestra Chucha, cuyo nombre de pila era Medarda de Jesús León Uzcátegui, (Caracas, 8 de junio de 1899-2002), figura en el Libro Guinness de los Records con la carrera docente más larga del mundo (1911-1998). Su fructífera carrera de enseñanza, la inició en la Escuela Modelo de Aplicación de Caracas, en 1911, cuando tenía apenas 12 años de edad. La Maestra Chucha falleció en 2002, a los 103 años de edad. Dios la tenga en su gloria. Eternamente agradecido
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