Héctor Camacho Aular*
La revolucionaria década musical de los años 60 del siglo XX en Venezuela, dejó en su archivo la constancia de haber contado con célebres agrupaciones dedicadas a divulgar, con éxito, diversos temas impregnados de rock, muchos de ellos suavizados con la frescura de la balada que, en breve tiempo, se convirtieron en la música favorita de discotecas, bonches familiares y de aquellas serenatas edulcoradas con la innovación pop de la época. Allí también surgirían talentosos músicos que, hoy en día, forman parte del museo rock-pop venezolano. Uno de ellos es, sin lugar a dudas, el polifacético Carlos Moreán. Su primera experiencia en los escenarios musicales la realiza con el grupo Los Darts, en 1964, como ejecutante de la segunda guitarra y voz, al lado de Augusto De Lima (guitarra líder), Richard Aumaitre (bajo, coros), Claudio Gámez (teclados), Rafael Pimentel (batería) y Víctor Gámez (voz líder). Con ellos intervendría en la grabación de los L.P: “Los Darts” (1966), “Volumen II” (1967), “Una vez más” (1967) y “De Etiqueta” (1968). Luego incursiona, como solista, en los largas duración: “Carlos Moreán” (Souvenir, 1968), “El Gigante de la Canción Juvenil” (Souvenir, 1969) y “Aquí Estoy” (Scorpios, 1971). De esas grabaciones, son los éxitos inolvidables: “Por cuánto tiempo te amaré”, “Haz lo que quieras de mí” y “Vuélveme a hechizar”. Carlos Moreán además tuvo tiempo para cursar estudios de teoría, solfeo, armonía y composición, en la Academia Francesa de Música “Prof. Juan Schultz” y recibir clases de armonía y piano, con el maestro Gerry Weill. Aparte de recibir enseñanzas de guitarra avanzada, con Domingo Corujo. En 1973, estudia en Berklee College of Music, Boston-USA y, en 1979, se matricula en la prestigiosa Accademia Musicale Chigiana, Siena-Italia, donde desarrolla sus conocimientos de dirección orquestal sinfónica.
Carlos Moreán |
En la década de los 70, su meteórica carrera lo lleva a trabajar como compositor musical de cuñas comerciales, ocasión que aprovecha para unirse en 1974, al grupo Los Cuñaos, y grabar con ellos varios trabajos discográficos. Logra también ser el director musical de la orquesta de planta del famoso espacio televisivo meridiano “El Show de Renny Ottolina” y del programa dominical “Renny Presenta”, además realiza la música para los programas especiales: “Renny en París” y “Churun Meru” (el primero en trasmitirse, a color, en la televisión venezolana). Por esos años, participa también en la grabación de 5 larga duración, con el grupo musical humorístico El Medio Evo.
Todo lo antes expuesto nos lleva a expresar que la labor desempeñada por éste aventajado de la música popular venezolana, estuvo adornada de muchas facetas donde siempre brilló con dignidad su gran talento, a la hora de desarrollar las múltiples oportunidades que se le presentaban. De allí que el analista musical Raúl Gutiérrez Hurtado, no vacile en decir: “Fue un músico completo. Transitó diversos géneros, desde el rock hasta la onda nueva, además de ser un extraordinario arreglista. Llegó a ser considerado uno de los hijos musicales de Aldemaro Romero”.
*Artículo autorizado para su publicación por su autor, Héctor Camacho Aular.
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