Parque José L Damas. UCV - Facultad de Agronomía

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domingo, 1 de abril de 2018

EN UNA NOTA: El Bolero, Parte I

Pedro R García M
Dedicada a uno de los géneros de la música popular más conocido a nivel internacional y que seguramente les hará revivir buenos tiempos de nuestra juventud y, por qué no, del presente por ser cómplice de muchas aventuras amorosas y picaronas. Nos referimos al BOLERO.

El bolero se asocia a un género musical de tiempo lento, identificable por algunos elementos rítmicos y nuevas formas de composición, que apareció en el quehacer musical en la isla de Cuba durante el siglo XIX, siendo su principal compositor el cubano Ignacio Cervantes, donde su fusión con los ritmos africanos y acompañamiento clásico con guitarras, requinto, maracas y bongós, congas o tumbadoras, como percusión, le dio su compás cadencioso como lo conocemos. En cuanto al ritmo, el bolero guarda una estrecha relación con el danzón y la habanera, aunque su baile es más parecido al son.

El bolero típico cubano surgió alrededor de 1840, siendo su principal compositor el cubano Ignacio Cervantes. Se documenta que el primer bolero fue “Tristezas”, escrito por el cubano José ''Pepe'' Sánchez en Santiago de Cuba en 1886, quien tenía, entre sus discípulos, a otra de las grandes glorias de la música cubana, el santiaguero Sindo Garay, quien, junto a Alberto Villalón, llevó el bolero a La Habana a principios del siglo XX. 

Entre los años de 1908 y 1910, el bolero cubano, con la influencia de un tipo de canción de Yucatán, llega a México, aunque hay quienes afirman que en el año de 1907 se escuchó una grabación del bolero “Tristeza”, interpretada por el trovador y compositor yucateco Augusto “Guty” Cárdenas, quien interpretara, a su vez, la primera pieza musical escrita en 1913, en México, “Presentimiento”, que se grabara en Nueva York. Cuba y México se convirtieron así en la meca para los músicos y cantantes del bolero. 

El género comenzó a popularizarse en el resto de América Latina en la segunda mitad de los 1930, cuando el tango argentino, que gobernaba la escena musical, pierde a su máximo representante: Carlos Gardel. Su era dorada se ubica entre 1945 y 1980 por su coincidencia tanto con los años cercanos y posteriores a la I Guerra Mundial que permitieron que se cultivara y desarrollara sin claras competencias, como con el período de las dictaduras militares que les interesaba ver a la población entretenida en aspectos distintos a la política

Aunque el bolero se arraigó en toda América, fueron Cuba, México y Puerto Rico los países que más llevaron el peso del género. Con la emergencia en Cuba de otros géneros como el son, el mambo y la guaracha, surgen el bolero son, el bolero mambo, el bolero cha-cha-chá y el bolero montuno, haciendo del bolero un género bailable; en México, los tríos y los cantantes de rancheras también adoptaron el ritmo en lo que se conoce como el bolero ranchero.

La instrumentación típica del bolero incluye guitarra, requinto, bongó, clave y maracas, siendo el requinto, sin duda, el protagonista, debido a que su función general en el bolero es tocar las melodías y adornos del arreglo, que generalmente son en el registro agudo. En la segunda década del siglo XX, el piano y sus intérpretes se convirtieron en factores fundamentales para cambios posteriores.

Las orquestas tropicales, luego las orquestas al estilo big-band y, por último, las orquestaciones de tipo sinfónico le aportaron refinamiento al acompañamiento musical del bolero durante unos treinta años (1935-1965). El surgimiento de los sextetos y septetos de son, también influyeron en la evolución del bolero; uno de cuyos primeros ejemplos fue “Lágrimas Negras”, de Miguel Matamoros.

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