Pedro García M.
El piano es uno de los instrumentos centrales de la música desde su invención a principios del siglo XVIII, en diferentes estilos y géneros. Considerado un instrumento de cuerdas y de percusión, cuya forma definitiva se le debe al italiano Bartolomeo Cristófori (1700), está compuesto por 88 teclas, 36 negras y 52 blancas, tres pedales que pulsan las 224 cuerdas y una caja de resonancia que amplifica y modula su particular sonido.
En esta entrega haremos mención a aquellos pianistas de música clásica considerados entre los mejores por los críticos en el tema.
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791, Austria). Uno de los primeros grandes maestros del piano, reconocido por su talento musical y por su capacidad compositiva. Se destacó dentro del clasicismo y fue uno de los músicos más influyentes de la historia.
Ludwig van Beethoven, (1770-1827, Austria). Innovador y talentoso, comenzó a tocar el piano bajo las rigurosas órdenes de su padre, quien, ante sus evidentes cualidades musicales, lo introdujo en el mundo musical a la edad de 9 años, dando su primer concierto siendo todavía un niño. Tuvo que luchar contra la sordera, componiendo algunas de sus obras más importantes durante los últimos 10 años de su vida, cuando ya no oía.
Franz Peter Schubert (1797-1828, Austria). Uno de los grandes compositores clásicos y uno de los pioneros del romanticismo. Destacado como violinista, organista y cantante, el piano fue su mejor aliado para la composición. Dejó como legado 600 composiciones en forma de lieders, 21 sonatas, siete misas y nueve sinfonías
Felix Mendelssohn (1809-1847, Alemania). Uno de los niños prodigios de la música, se lo apodaba el “Mozart del siglo XIX”. Debutó a los nueve años y comenzó a componer a los 10. Dejo una extensa obra como legado, entre ellas 11 sinfonías. Considerado uno de los padres del romanticismo.
Frédéric Chopin (1810-1849, Polonia). Comenzó a sorprender al público con tan sólo seis años por su virtuosismo frente a las teclas, pero también por su composición. Pianista refinado, sutil, con una técnica perfecta y una elaboración armónica única. Dio al piano una nueva vida dentro de la música romántica con sus composiciones
Robert Schumann (1810-1856, Alemania). Uno de los paradigmas del Romanticismo, cuya carrera como pianista se truncó temprano por una lesión en su mano derecha, hecho a partir del cual comenzó a componer, siendo uno de los más prolíficos compositores para piano de la historia.
Franz Liszt, (1811-1886, Hungría). Padre del poema sinfónico y amante del lenguaje sinfónico y revolucionario de su época. Contemporáneo de Beethoven y Chopin, se ganó la admiración del alemán, quien no era muy dado a reconocer méritos ajenos. Cuando joven, viajo a París donde daría sus primeros conciertos y se consagraría como gran músico, a pesar de que al principio los expertos le veían solo como un buen pianista, pero no tan buen compositor. Fue considerado por sus pares como el pianista más avanzado de su época.
Sergei Rachmaninov (1873-1943, Rusia), Nacionalizado norteamericano. Aunque su primera obra fue un fracaso, su Concierto para Piano Número 2 fue un auténtico éxito mundial. Además de aprender a tocar el piano con extraordinaria pureza, fue un renombrado compositor del romanticismo. Está considerado por la mayoría como “el mejor pianista de todos los tiempos” y “el mejor pianista que jamás ha grabado un disco” por su técnica impecable, casi sobrehumana por su limpieza de ejecución.
Vladimir Horowitz (1903-1989, Rusia). Con pasaporte americano. Empezó a estudiar piano con su madre con tan solo 6 años y, a los 19, ofreció su primer recital con un gran éxito. Le bautizaron como “el tornado desatado de las estepas”. En 1986, regresó triunfal a Rusia
Alfred Cortot (1877-1962, Francia). Discípulo de Chopin e intérprete de la obra de Beethoven. Fue conocido como «el poeta del piano» por su forma de interpretar a Chopin, Schumann y Debussy. Destacan sus grabaciones de Chopin y Schumann en los años 20 y 30 del siglo pasado. Fue el creador de “Los principios racionales de la técnica del piano”, libro que cambió la manera de enseñanza desde su publicación en 1928.
Artur Schnabel (1882-1951, Austria). Músico polaco, residenciado en Viena y especializado en el repertorio alemán. Son famosas sus interpretaciones de las sonatas de Beethoven y Schubert. Admirador de Beethoven, basó gran parte de su carrera en hacer conocer la obra del autor austriaco, siendo el primero en grabar sus obras completas. Su gran maestro el virtuoso Teodor Leschetizky, quien marcó su trayectoria.
Wilhelm Kempff (1895–1991, Alemania). Sorprendió al mundo cuando con nueve años tocó y mostró todo su talento a Georges Schumann una de las eminencias musicales de la época. Lirismo, elegancia y espontaneidad fueron algunas de sus cualidades. Dio conciertos siendo octogenario, siendo conocidas las grabaciones que realizó de Schumann, Brahms, Schubert, Mozart, Bach, Liszt, Chopin y Beethoven, a lo largo de 60 años.
Arthur Rubinstein (1887-1982, Polonia). Se trasladó a vivir a Estados Unidos durante la I Guerra Mundial. Destacó por sus interpretaciones de Chopin, que fueron como clases magistrales de piano para otros músicos.
Claudio Arrau (1903-1991, Chile). Considerado como el primer gran pianista sudamericano, aprendió a tocar el piano de su madre y a los 5 años dio su primer concierto. Se destacó como intérprete del repertorio clásico-romántico y fue reconocido por sus composiciones contemporáneas vanguardistas.
Alfred Brendel (1931. Austria). Ha compaginado la faceta de concertista con la docencia. Vive actualmente en Londres. De él se ha valorado el rigor con que aborda las partituras, sin caer en el academicismo, y su capacidad para el lado humorístico a algunas de las piezas.
Glenn Gould (1932-1982). Destacó por sus excéntricas interpretaciones, entre ellas, su personal versión de las «Variaciones Goldberg» de Bach. Abandonó los escenarios a los 31 años para dedicarse a las grabaciones y para experimentar con los sonidos
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