Antonio Barrera B

Hice una inspección a la Caseta de Vigilancia y vi que no funcionaba el baño, porque las llaves estaban dañadas, no había buena iluminación y no contaba con una superficie cómoda para tomar notas y colocar la papelería y artículos de uso diario



Me di cuenta que eso no iba a durar por siempre y organicé un grupo de jóvenes para que se encargara de el marcaje, con pintura, de los sitios donde estaban los policías acostados que se habían construido para hacer que los conductores redujesen la velocidad
Al tener mayor cantidad de inversiones, también hubo que gastar más en el mantenimiento por lo que fue necesario aumentar gradualmente la cuota de condominio a cada uno de los vecinos. En los 6 años que estuve al frente de la Junta de Condominio, la cuota paso de Bs.160 a Bs.460. De allí que algunos vecinos decidieron pagar menos y otros no pagar, en absoluto. En ese momento, me gané su enemistad y la de otros a quienes cobré cuotas atrasadas o bien, les cobré las cuotas especiales.
Varios vecinos se unieron para protestar y, quizás, buscando protagonismo, convocaron una asamblea sin tomar en cuenta la autoridad de la Junta de Condominio. También corrieron la voz que el dinero no llegaba a la cuenta, sino que era desviado a mi bolsillo. De esa forma, se generó un movimiento en contra de la Junta de Condominio. En las asambleas de propietarios, esas personas se unían para boicotear las reuniones y solicitar actas, recibos y documentos varios; también visitaron la empresa de vigilancia y amenazaron a sus empleados con quemarles sus papeles
Eso no quedo allí. Uno de los vecinos fue identificado por las cámaras durante el sabotaje que le hizo a las instalaciones del portón, destrozando el cableado, para poder entrar y salir a su antojo. Otros videos registraron el ingreso ilegal de vehículos de alquiler que eran usados como motel, dentro de la urbanización, en horas de la noche. También quedó registrado en los videos, como algunos vecinos metían la mano dentro de la caseta, por el lado de la barra, para poder entrar sin el control. También se registraron choques contra el portón que al final lo dañaron.
Con el esfuerzo personal de la directiva, se taparon varios de los huecos existentes en las vías internas del condominio y, cuando estábamos en eso, llegó una camioneta de la alcaldía de San Felipe y el personal nos explicó que esa era tarea de ellos y que nosotros no debíamos interferir con las mismas. Acudimos a la Alcaldía y nos dijeron que un miembro de la comunidad había solicitado el servicio porque la Junta del Condominio no actuaba.
Tales acciones condujeron a que la Junta que yo presidía renunciara, en pleno, para darle paso a quienes estorbaron nuestra gestión. Hoy día, en menos de un año, la compañía de vigilancia falla con frecuencia, el portón está dañado y la cuota es de Bs.200.000 por familia
Por eso el título de esto que escribo; se parece, como en otros sitios del mundo, a lo que son las administradoras de espacios habitacionales compartidos: ¡¡¡UN CONDEMONIO!!!
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